Mi cuerpo, mi parto, mi decisión
CARTA A LA JUEZA
Estimada señora Jueza,
Es usted una mujer, quizás una madre, probablemente una paciente.
Entiendo que no es usted ninguna especialista en ginecología obstétrica. No pasa nada, yo tampoco. Pero se supone que es usted una experta en Derechos y Leyes. Sin embargo, cuando recibió este aviso por parte del HUCA está claro que se había olvidado de la Ley de Autonomía del Paciente.
Le voy a refrescar brevemente la memoria. Me refiero a esta Ley que, resumiendo, dice que los pacientes tienen derecho a estar informados y decidir libremente sobre su cuerpo y su salud. Es decir, que pueden elegir someterse o no a un tratamiento, una prueba, una intervención... aún cuando su vida dependa de ello. Esta Ley no considera en ningún momento que una mujer, por estar embarazada, deje de ser una paciente ni que sea una paciente con derechos restringidos. Es importante recordar esto porque para mucha gente la Justicia va de la mano de la legalidad. En este caso, la Justicia no respetó la Ley y me privó de mis derechos como paciente.
Cuando recibió este aviso, le pareció que lo justo era hacerle caso a un médico, confiando en su opinión a ciegas. Sin saber nada (o como yo, poco) de ginecología obstétrica, habría sido razonable acudir a algún asesor, pedir la opinión de otro médico, intentar entender la situación concreta de mi embarazo. Pero no lo hizo.
Sin saber nada de mí, habría sido prudente pedir que se valoren mis capacidades de decisión y mi sano juicio, intentar contactar conmigo. Pero no lo hizo.
Y es importante aclarar esto porque para mucha gente la Justicia va de la mano de la mediación imparcial, neutra y libre de prejuicios. Para mucha gente la Justicia defiende al oprimido. En este caso, la Justicia “condenó” a la parte más vulnerable sin ni siquiera escucharla.
Si después de tomar estas precauciones le hubiese parecido que lo justo seguía siendo ordenar mi ingreso forzoso para someterme a una inducción, lo suyo habría sido, como mínimo, tomarse la molestia de citar correctamente en la orden judicial los artículos de ley que motivaban su decisión. Porque, al no hacerlo, yo no supe siquiera cuál era el motivo exacto que justificaba mi ingreso forzoso, lo cual (imagino que lo admitirá) dificulta bastante las posibilidades de defenderse. Y si no es así, le sugiero que lea “El proceso” de Kafka. Y es importante aclarar esto porque para mucha gente la Justicia es transparente.
Señora Jueza, ese día usted quiso actuar rápido, quiero creer que con buenas intenciones; pero no se preocupó de actuar bien, de actuar de forma justa y moral. Porque para la gran mayoría de la gente "justicia" no sólo es legalidad, imparcialidad y transparencia sino también moralidad.
Señora Jueza, ¿de qué servía ordenar mi ingreso para una inducción si el parto ya se había iniciado espontáneamente? ¿En qué mundo, a ojos de la Justicia, la vida de un bebé no nacido es más valiosa que la de su madre? Y digo a ojos de la Justicia porque a ojos de las futuras madres, para la gran mayoría, sí que es más valiosa la vida de su bebé que la suya propia. Y yo no soy una excepción.
Desde luego no en un mundo justo. Y menos aún cuando no se toma siquiera la molestia de saber si realmente la vida de dicho bebé está en peligro o no. Porque la inducción conlleva graves riesgos, ¿sabe? Tanto para la madre como para el bebé. Así que su decisión no sólo ha sido injusta sino que también ha sido irresponsable.
Señora Jueza, en mi parto y en el nacimiento de mi hija no sólo nos ha fallado la Sanidad. A través de su mano también nos ha fallado la Justicia ¿O es que habría redactado una orden de ingreso para realizar la extracción de un órgano a un hombre con el fin de transplantárselo a su hijo sin preocuparse de los riesgos para la salud y la vida del padre? ¿Sin conocer el estado de salud del hijo y sin saber siquiera si dicha intervención le iba a ser beneficiosa al hijo? ¿A que no?
Pues ya sabe, por ser mujer, menos credibilidad. Por estar embarazada, más histérica. Por ser médico, credibilidad incondicional ¡Basta ya de justicia patriarcal! ¡Basta ya de justicia machista!
Su orden judicial no fue legal ni imparcial, ni transparente, ni responsable, ni tampoco moral. Su orden judicial fue una injusticia.
Así que la próxima vez que le llegue un aviso sobre un tema que no domina, antes de confiar a ciegas en el que lo haya redactado, acuérdese de mí y de mi hija, por favor, e infórmese antes de condenar. No podemos permitir que la Justicia sea cómplice de las barbaridades cometidas por algunos, aunque sean médicos (especialmente si son médicos) porque de no ser así, ya no la podríamos denominar Justicia.
Noviembre 2019