Mi cuerpo, mi parto, mi decisión
LLORET DE MAR
Hospital Josep Trueta, Girona. Marzo 2021, en curso.
Desde Parir en Libertad, denunciamos una nueva situación de terror en un hospital público de España. Esta vez se trata de un castigo a una familia por atreverse a parir fuera del sistema sanitario. Castigo que se tradujo en el secuestro de un bebé. Queremos transmitirle todo nuestro apoyo a esta familia y, con su permiso, hacer pública su experiencia con la esperanza de que, cuanto más se denuncien estos abusos, menos se tolere su existencia.
Aquí van los hechos: el día 3 de marzo a las 00:23h, nació en su casa una niña preciosa y sana, en Lloret de Mar. La familia es de origen ruso y no habla español. La madre tuvo una hemorragia con placenta retenida y al no poder ser resuelta en el domicilio, se llamó al servicio de emergencias. Se enviaron dos ambulancias, pero ninguna disponía de oxitocina que no estuviera caducada así que decidieron trasladarla al hospital de Calella y parar en el hospital de Blanes de camino para buscar oxitocina. Llegaron al hospital sobre las 2 de la madrugada y la traductora pasó con la bebé en brazos hasta sala de partos, donde estaba la madre (por los protocolos del covid-19 y el padre no pudo entrar, pues era prioritario que la madre tuviera traducción). Administraron oxitocina, sacaron la placenta y realizaron una analítica. No necesitaba transfusión, pero sí recomendaban perfusión de hierro intravenoso. Madre y bebé subieron a planta sobre las 4:30 para dicha administración, con la premisa de que, después, podrían irse.
A partir de este momento empezó su pesadilla. Al subir a planta todo cambió. Según la enfermera, cuando un bebé entra por la puerta, también es ingresado así que se negaban a darle el alta al bebé. Querían hacerle pruebas alegando que la madre no había hecho seguimiento del embarazo en la sanidad pública, lo cual es su derecho. Querían hacerle a la bebé analíticas para descartar infección y ecografías de su cabeza, pues la madre no hizo ecografías durante el embarazo. Amenazaron con que, si le negaban la asistencia a la bebé, iban a llamar a los servicios sociales. Ante tal amenaza y coacción, la madre aceptó la analítica con la condición de que le dieran el alta a la bebé por la tarde. Los resultados estaban bien pero el informe de alta que prometieron nunca apareció y solamente le dieron el alta a la madre. Se justificaron alegando que, posiblemente, la niña podía tener infección causada por estreptococo y que no le podían dar de alta. Así que pasaron noche ahí, la madre, pocas horas después de su parto y de haber tenido una hemorragia, durmiendo en el mismo suelo de la habitación...
Por la mañana la pediatra les dijo que le querían hacer las pruebas metabólicas y las auditivas por la tarde, que debían quedarse ingresadas hasta entonces. También les ofreció la opción de darla de alta, pero con la condición de que, al día siguiente volvieran a hacer dichas pruebas. En medio de todos estos giros incomprensibles, llegó una trabajadora social que, hostilmente, afirmó que no estaban colaborando, que no les importaba la vida de su hija porque, de ser así, harían lo que les decía la doctora. Aceptaron acudir al día siguiente a hacer las pruebas y recibieron el alta sobre la 1 del mediodía. En torno a las 17h de esta misma tarde, aparecieron en su casa los mossos d’esquadra informándoles de que una ambulancia estaba de camino para llevarse a la bebé al hospital a pesar de haberles dicho, anteriormente, que acudieran a las pruebas al día siguiente.
Esta familia está echando un pulso contra un hospital que practica la desinformación y la mentira. Por una parte, tenemos una pediatra que asegura que la vida de este bebé está en riesgo por poder contraer una meningitis, pero, por otro lado, no les sabe decir por qué. ¿De dónde se saca esta afirmación? ¿Qué le hace sospechar que esto pueda ocurrir? ¿Por qué se niega a darles explicaciones más que justificadas a los padres? Al llegar la ambulancia, les comunican que se la llevan por que se han fugado del hospital cuando, en realidad, recibieron el alta. Al no presentárseles una orden judicial, la familia se niega a que se la lleven.
Hablando con la pediatra que llamó a los mossos, ésta afirma tener resultados de una analítica con positivo en estreptococo B- hemolítico y que quiere hacerle a la bebé una punción lumbar y administrar antibióticos. Pero más allá de cualquier diagnóstico o sospecha de diagnóstico, lo que transmite principalmente son su prepotencia y sus claros prejuicios hacia esta familia al afirmar que esta gente son unos impresentables que no colaboran y se enteran solo de lo que les da la gana… (Recalcar que la familia no cuenta con traducción desde la mañana del día 3 y no hablan ni entienden español).
Sobre las 19:30 afirman tener ya una orden judicial y, sin presentársela siquiera a los padres, se llevan a la bebé a la fuerza. No les permiten siquiera decidir a qué hospital trasladar a su hija y les niegan el derecho a una segunda opinión obligando esta familia a tratar con una pediatra de la cual no se fían y que ha tenido con ellos un trato indignante, humillante y denigrante hacia ellos. En el hospital no dejan entrar al padre ni a la traductora, dicen que ya le han explicado todo lo que le tenían que explicar a la madre, que no necesitan más traducción.
Ahora mismo, la bebé está en la incubadora, le han administrado antibióticos y dice que le dan medicación para dormir y que no llore. La madre acaba de obtener una cama pero, hasta hoy, dormía en el suelo de la habitación en su segundo día post parto. No tenía baño, tenía que lavarse en el baño público, en el pasillo, no tenía comida y no podía hacer piel con piel con su hija que está sana. No sabe hasta cuándo quieren retener a su hija, hablan de 14 días, 7 si aceptan que se le realice una punción lumbar, pero no se pueden fíar de ningún dato puesto que, hasta el momento, solo han recibido desinformación, mentiras y engaños.
Éste el maltrato institucional que se practica en algunos hospitales públicos. Esta es la prueba de lo vulnerables que somos, madres y bebés, ante un sistema patriarcal y opresor. Porque de esto se trata, de castigar a una madre por haberse atrevido a parir fuera del sistema, por tener criterio propio, por preferir observar antes de intervenir. Porque, a día de hoy, su hija no muestra ninguna prueba de padecer ninguna infección. Puede padecerla, o puede que no. Incluso puede que contraiga una infección por el simple hecho de encontrarse en un hospital. De momento, lo que sabemos es que esta bebé no tiene fiebre, mama bien y sus constantes vitales son perfectas. Existe un riesgo potencial, no un riesgo real e inminente. Por eso es importante observar antes de actuar. Por supuesto, esta familia sólo quiere el bien de su hija, pero lo que se está intentando es hacerles pasar por irresponsables. Porque al hospital le resulta más cómodo administrar preventivamente medicación (como si esto fuera una acción inocua en un recién nacido) que observar e intervenir si fuera necesario. Estamos ante otro caso de atropello del sistema. Esta familia no ha cometido ningún delito, pero tienen a su hija secuestrada, se les ha privado de todos sus derechos y eso sin haber visto todavía ninguna orden judicial...
Recordemos que la ley establece que quien decide qué opción es la mejor para un bebé son sus padres, incluso contra consejo médico, puesto que son ellos quienes asumirán las consecuencias, a quienes más importa y quienes más saben sobre la especificad de su salud y la de sus hijos. Y tengamos en cuenta que el miedo que pueden sentir no lo olvidarán, que el nudo en la garganta seguirá ahí con el paso de los años, en cada visita al pediatra, en cada fiebre, en cada rodilla raspada. ¿Nos tacharán de malos padres? ¿Nos sentiremos inseguros cada vez que tomemos una decisión que no se corresponda con el criterio de algún médico? ¿Durante cuánto tiempo tendremos miedo a que nos quiten a nuestra hija?
Marzo 2021
Resolución del caso
Ayer día 11 de marzo, la familia consiguió por fin la autorización del juez y pudieron cambiar de hospital, trasladándose madre e hija a la Clínica Corachan.
La profesional que les acompañó el parto en casa nos informó que la mamá y la bebé seguían en el hospital Trueta de Girona donde a la bebé se le estaba administrando antibióticos a pesar de no mostrar ninguna señal de infección y negándose el hospital a enseñarle los resultados de las analíticas que le habían hecho a su hija. También insistían para realizarle a la bebé una punción lumbar alegando señales de una posible sepsis de la bebé pero negándose a enseñar dichas señales (supuestamente se basan en una serología realizada en el hospital de Calella, pero por desgracia, como decíamos antes, la madre en ningún momento pudo tener acceso a ella) y no existiendo ninguna sintomatología en la bebé (en ningún momento tuvo fiebre, ni manchas en la piel, tiene buen color, la bebé está muy viva y despierta, aguanta la cabeza, etc.).
Esta profesional pudo pasar un día junto a la madre y la bebé en el hospital donde además de estar al cuidado de la mujer y de su bebé, también dedicó una gran parte del tiempo a intentar resolver las tensiones que existían entre la madre y el personal sanitario, en parte por la situación de desconfianza mutua generada por la situación que están viviendo, y en parte por la barrera del idioma que dificulta la comunicación. Ella afirmaba que, entre el personal sanitario encontró profesionales respetuosos con los que pudo tener un diálogo constructivo, pero también otros que mantuvieron su posición ofensiva y denigrante hacia la familia.
Cabe destacar que los profesionales respetuosos no tenían poder de decisión dentro del hospital y que están encantados con el trato recibido de momento en la nueva clínica donde les dijeron que no van a hacer punción lumbar y tendrán más en cuenta a los padres.
Esperamos que puedan encontrar un trato respetuoso en este nuevo destino, que respete la decisión de los progenitores de hacer un manejo expectante ante la situación de su hija para no administrarle más medicación si ésta no es necesaria.